POR UN CHILE FILANTRÓPICO

Anne Traub, directora Familias Primero y directora de AEF, capítulo filantrópico


En Chile aún se asocia la filantropía a grandes fortunas, reduciéndola a unos pocos. Pero no es solo caridad ni exige fundaciones: es un modo de vida que moviliza tiempo, redes, oficios, infraestructura y conocimiento —además de recursos— para llegar donde Estado o mercado no alcanzan.

La filantropía es empatía activa. Construye confianza, instala capacidades y genera cultura con constancia e involucramiento. No se limita a financiar, también significa abrir puertas, compartir tecnología, prestar espacios o trabajar pro bono.

¿El propósito? Transformar la solidaridad ocasional en práctica cotidiana: muchos ciudadanos, desde su rol, sumando de manera estable para que las soluciones perduren. Un Chile verdaderamente filantrópico descansa en la persistencia de muchos, no en la generosidad de pocos.

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