Por Luis Alcayaga, gerente comercial regional de Flow.
Durante años, el mensaje fue claro: había que digitalizarse. Tener una tienda online, aceptar pagos electrónicos, automatizar procesos y aprovechar las redes sociales como vitrina. Y muchos lo hicieron. El comercio electrónico vivió un auge sin precedentes en la última década, y especialmente en los años posteriores a la pandemia. Sin embargo, hoy resulta interesante cómo varios negocios digitales están explorando además el espacio físico.
Desde nuestra experiencia como plataforma de pagos online, hemos acompañado a muchos emprendedores y comercios digitales en sus proyectos, varios de los cuales están abriendo o evaluando abrir tiendas físicas, showrooms, corners en multitiendas o puntos de retiro con atención presencial.
La tienda física como canal complementario
Contrario a lo que algunos predijeron, la tienda física no desapareció, sino que cambió. Hoy ya no es solo un lugar para comprar, sino una experiencia. Una marca que tiene presencia física, aunque sea en formato reducido, puede ofrecer cercanía, generar confianza y captar a un segmento de clientes que aún valora ver, tocar y conversar antes de pagar.
En este contexto, la presencia física bien integrada con los canales digitales puede aumentar las ventas totales. No es raro que un cliente conozca una marca por Instagram, pruebe el producto en el punto físico y luego se convierta en comprador recurrente online. O viceversa.
El gran desafío es mantener la coherencia entre ambos mundos. Desde nuestra plataforma de pagos, lo vemos a diario: comercios que unifican sus reportes de ventas, inventarios y métodos de cobro en una sola solución logran operar con mayor eficiencia y ofrecer una mejor experiencia al cliente.
Un negocio que acepta pagos con tarjeta, QR, link de pago o incluso transferencias en su tienda física tiene más oportunidades de cerrar la venta, especialmente cuando el cliente ya conoce esos métodos por su tienda online.
Lo que está en juego no es abandonar lo digital, sino fortalecerlo con nuevas capas de presencia y relación con el cliente. En muchos casos, abrirse al comercio físico -aunque sea de forma puntual o itinerante- permite a las marcas crecer, fidelizar y diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo. El cliente no piensa en canales; piensa en experiencias y es ahí es donde los negocios deben estar preparados para responder, tanto en la pantalla como en el mostrador.
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