Por Benjamín De Oto, Country Manager de Cheaf Chile

Casi una década ha pasado desde que, en septiembre de 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que plantea 17 objetivos (los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS) y 169 metas de carácter integrado e indivisible, a compartir las esferas económica, social y ambiental. Sin embargo, a menos de cinco años de cumplirse el plazo establecido, la meta parece más lejana que nunca.
Si bien en un inicio se avanzó de manera decidida, la irrupción de liderazgos que no parecen confiar en la ciencia y la consecuente instalación de retóricas negacionistas de la crisis climática ha provocado un ralentizamiento importante en esta materia. De hecho, según un informe de la Comisión Económica para la región (CEPAL) de marzo de este año, América Latina y el Caribe sólo cumpliría un 23% de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030.
Pero, mientras los Estados desaceleran los esfuerzos, lo cierto es que las personas siguen queriendo más acción. Así lo muestra, por ejemplo, la encuesta ‘Las Personas y el Cambio Climático’, publicada por Ipsos en abril de este año: el 72% de los encuestados en Chile cree que si no actuamos hoy, estaremos fallando a las futuras generaciones y un 68% opina que las empresas que no actúan están fallando a sus empleados y clientes.
Esto nos revela que desde el sector privado tenemos una oportunidad única para vincularnos con nuestros clientes en asuntos que son de primera importancia para ellos, a la vez que la obligación de hacernos cargo de nuestra responsabilidad en uno de los problemas que más preocupan a la sociedad. Crear innovaciones que presenten soluciones para mitigar la crisis climática no es sólo un imperativo ético, es también una oportunidad para generar negocios exitosos y con impacto positivo en nuestros entornos.
Y tan importante como generar estas propuestas es construir las asociaciones que nos permitan trabajar de manera colaborativa para avanzar en este camino hacia la sostenibilidad: no por nada, el objetivo 17 de los ODS es el de generar alianzas para el desarrollo sostenible. Reunir a los Estados, pero también a los distintos estamentos de la sociedad -sectores público y privado, la sociedad civil, la academia y la ciudadanía- es clave para lograr un mayor entendimiento de los problemas, a la vez que una mayor difusión de las soluciones.
Con ese ánimo, recientemente junto a WWF Chile tuvimos el privilegio de colaborar en una campaña denominada “Hasta la última miga”: un esfuerzo conjunto para crear conciencia sobre el desperdicio de alimentos en nuestro país y lograr masificar los esfuerzos y las buenas acciones que se generan para erradicar esta mala práctica de nuestra sociedad.
Es clave entender que, más allá de lo desolador que puede ser el panorama político a nivel internacional, cada acción consciente y cada negocio circular contribuyen a la realización de un mundo más sostenible. Lograr el cambio es tarea de todos, y sabemos que si trabajamos juntos más rápido avanzaremos en aquel propósito.
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