Por Francisco González Pizarro, gerente general de Vertical Hunter – www.verticalhunter.cl

En tiempos donde la hiper conectividad y la exposición constante parecen definir el éxito profesional, muchas organizaciones públicas y privadas enfrentan un fenómeno tan imperceptible como perjudicial: el síndrome del colaborador invisible.
Esta manifestación involucra a aquellos trabajadores o trabajadoras que, pese a su compromiso, eficiencia y resultados, pasan inadvertidos dentro de una organización.
En el fondo, se trata de profesionales que apoyan equipos, resuelven problemas y aportan estabilidad dentro del grupo, pero que rara vez figuran en los reconocimientos, ascensos o espacios de visibilidad.
Si bien este fenómeno no es nuevo, se ha intensificado con la expansión del trabajo remoto y los entornos híbridos, donde la presencia física y la oportunidad de ser visto se ha debilitado.
El colaborador invisible no falla, pero tampoco brilla a los ojos de la organización. En culturas organizacionales donde se valora más a quién vende bien su trabajo y no a quien lo ejecuta con excelencia, la discreción se convierte en un riesgo profesional.
Y es que cuando las compañías confunden visibilidad con desempeño, terminan promoviendo estilos de liderazgo basados en la autopromoción y no en la efectividad. Lo anterior puede generar climas laborales desequilibrados, pérdida de compromiso e incluso la salida silenciosa de los colaboradores más valiosos. Es decir, aquellos que, sin hacer ruido, aportaban en gran medida al funcionamiento diario.
Algunas estrategias que las organizaciones pueden llevar a cabo para revertir esta tendencia y construir equipos más comprometidos son, por ejemplo, adoptando prácticas de liderazgo más empáticas y observadoras; evaluando resultados y comportamientos con una mirada más integral; ofreciendo retroalimentación constante; y reconociendo los aportes de los “empleados invisibles”.
Por su parte, los colaboradores de bajo perfil pueden capacitarse para desarrollar habilidades de comunicación que les permitan dar a conocer su trabajo y aportes sin caer en la autopromoción vacía.
No hay que olvidar que la falta de reconocimiento representa una de las principales causas de desmotivación y rotación de talento calificado.
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