Algo está cambiando positivamente y es ahí donde pueden estar las nuevas oportunidades. Consumidores que prefieren productos con un sello diferenciador y más amigables con el medio ambiente no son el único foco, ya que esta tendencia está ampliando sus alcances y en algún momento será un estándar: Envases y embalajes diseñados para ser más eficientes, reutilizables, reciclables y por qué no, más inteligentes al reducir la cantidad de residuos. Por: Hortencia Fritz A.
A nivel mundial, la economía circular y el mayor compromiso en el cuidado del medio ambiente han dado un importante impulso a la creación de nuevos materiales, envases y embalajes. Algo que puede ser altamente beneficioso para toda la cadena de valor de un producto y ampliar las posibilidades de su ciclo de vida.
En este ámbito, la innovación puede ser un motor que dé mayor fuerza a enormes cambios y permita avanzar con más rapidez hacia un desarrollo sustentable.
Es así como esta es una tendencia mundial que cada día gana más espacio, lo que hace unas décadas era una meta difícil de imaginar, pero hoy se instala como una condición en diversos mercados e impone nuevos requerimientos. Algo está cambiando positivamente y es ahí donde se abren nuevas oportunidades.
“Aquí la innovación es clave y necesaria para impulsar iniciativas que vayan más allá de la aplicación útil de los materiales (eslabón que se relaciona al reciclaje) y que apunten a estrategias de circularidad mayor como lo son la extensión de vida útil del producto mismo, así como el uso y fabricación de productos más inteligentes”, comenta Rocío Fonseca, gerenta de Innovación de Corfo, quien analiza las posibilidades de estas tendencias.
¿Esto es tan determinante a la hora de establecer la competitividad de un producto?
A modo de ejemplo, a nivel internacional, algunos estudios indican que el packaging es considerado por el 96% de las marcas un factor estratégico para mejorar sus resultados empresariales, y si a ello se suma un consumidor más consciente, es claro que deben incorporar la innovación para cumplir con los requerimientos de una demanda más informada y desafiante.
Aumentando la tasa de innovación generaremos una mayor diversidad productiva y valor agregado de nuestros productos, incluyendo nuevos materiales que cumplan los requerimientos normativos en materia de sustentabilidad, además de cumplir con las demandas de consumidores cada vez más conscientes de su entorno.
¿Qué ventajas puede ofrecer un envase innovador? ¿Qué desafíos plantea este cambio al sector productivo?
Para este sector, pero también a nivel general, realizar un proceso intensivo de ciclo de vida en las empresas podría aportar a múltiples oportunidades de nuevos negocios, dado que permite medir los impactos ambientales y realizar mejoras sistémicas. Esto significa en la práctica, además, que las empresas pueden identificar a toda la cadena de valor que se encuentra inmersa en sus procesos, es decir, involucrar a sus proveedores generándose un círculo virtuoso en torno a las diferentes posibilidades y desafíos que representa la reutilización de la materia prima.
¿Cómo podemos aprovechar esta oportunidad para transformarla en un sello diferenciador de nuestros productos?
Esto es una tremenda oportunidad, por ejemplo, para el escalamiento de nuestras empresas nacionales, tanto a nivel local pero también internacional. Chile ha suscrito numerosos acuerdos regionales de comercio, la mayoría de los cuales contienen disposiciones ambientales de algún tipo. Los acuerdos suscritos con Canadá, Estados Unidos y la Unión Europea contienen estrictas exigencias ambientales, generando mayores exigencias para las exportaciones.
Además, la existencia de instrumentos perfeccionados de política ambiental y demanda externa de productos ecológicamente sostenibles, han fomentado el desarrollo de mercado de bienes y servicios ambientales en Chile.
De acuerdo con las estimaciones de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (USAID/APEC) indican que la industria del medio ambiente en el país hace una década, ya registraba un crecimiento superior al del resto de la economía, representando hasta el 1,7% del PIB en 2010 (OCDE, 2017).