Por Benjamín De Oto, Country Manager de Cheaf Chile

Según un reporte publicado en 2024 por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el desperdicio de alimentos es responsable de hasta un 10% de la emisiones anuales de gases de efecto invernadero, principales causantes del cambio climático. Esto representa 5 veces más que lo provocado por la industria de la aviación en un año.
Pero la pérdida y el desperdicio de alimentos no sólo provocan un grave problema de contaminación: sabemos que el agua es un recurso que cada día que pasa se vuelve más valioso (y escaso), y que el 70% del recurso hídrico extraído en el mundo se utiliza en la industria de la agricultura, mientras que, por otro lado, se desperdicia cerca de una quinta parte (19%) de los alimentos disponibles para los consumidores -tanto en el comercio minorista como entre los hogares y los proveedores de servicios alimentarios-, lo que se suma a un 13% de la producción alimentaria que se pierde en el primer tramo de la cadena (entre la cosecha y la venta).
Por cierto, desde que tenemos conciencia de esta realidad mucho se ha avanzado para mitigar este problema: han surgido bancos de alimentos que gestionan exitosamente parte de los excedentes generados por las empresas y los comparten entre las comunidades que más lo necesitan, y empresas que, como nosotros, buscan poder aprovechar hasta el último alimento producido para que tanto los consumidores (mediante su compra con descuentos) como los emprendedores y negocios (para que puedan vender hasta el 100% de su stock) puedan aprovecharlos. Pero el desafío es gigante, y aún queda mucho por hacer.
Necesitamos un mayor compromiso desde todos los segmentos de la sociedad: una academia que siga investigando y poniendo este tema en relevancia; un Estado que cree regulaciones y normativas que frenen la generación de desperdicios, y un sector privado que, gracias a un compromiso férreo, innove y genere soluciones que se hagan cargo del problema.
Entendiendo que la inseguridad alimentaria es un problema que afecta a millones de personas en el mundo y que, por distintos motivos, amenaza como pocas veces lo hizo antes con seguir aumentando, creemos que es hora de entender que desperdiciar alimentos representa una aberración, tanto desde el punto de vista ético, como desde el de la sostenibilidad ambiental, económica y social. En el marco del Día Mundial de la Alimentación, hacemos un llamado a actuar con sentido de urgencia y generar de una buena vez soluciones a la altura de este desafío.
Revisa nuestra sección Visiones aquí