¿QUÉ TAN LLENA ESTÁ TU ESPONJA?

Por: Marcial Rapela, socio y director de Bain & Company en Santiago de Chile

Si haces ejercicio una vez, las calorías se “queman” una vez. Si haces ejercicio con regularidad, la capacidad metabólica -o VO2 máximo, la capacidad de su cuerpo para absorber oxígeno y hacerlo circular en la sangre de los músculos que trabajan- puede aumentar.

Al igual que ocurre con el VO2 máximo del cuerpo, un rendimiento corporativo superior pasa por aumentar la capacidad metabólica de una organización para el cambio. Hoy los líderes no quieren que sus equipos se limiten a superar una determinada evolución, sino que quieren aumentar, con el tiempo y con la repetitividad de un atleta de élite, su capacidad de transición.  

No obstante, las organizaciones y el cuerpo humano no tienen una capacidad infinita para absorber la transformación, sino más bien son como una esponja, es decir, hay un límite en la cantidad de cambio que se puede volcar en ellas. Una vez que la esponja está saturada, cualquier cosa adicional que se vierta sobre ella simplemente se escurre. En este contexto, una pregunta relevante para los líderes suele ser ¿qué tan llena está tu esponja?

Hay un límite superior a nuestra capacidad de adaptación al cambio, pero con una formación regular, la mayoría de las personas y organizaciones pueden mejorar. Por lo tanto, una pregunta aún más poderosa para hacer puede ser “¿cómo puedo aumentar la tasa de absorción de mi esponja?”.

Es una pregunta importante con una respuesta complicada. Hay algunas cosas fundamentales que la mayoría de los equipos de liderazgo tienden a hacer, y luego hay un segundo conjunto de actividades que vemos en la práctica sólo en la frontera.

En primer lugar, el aumento de la capacidad siempre comienza con la identificación sistemática de los “cuellos de botella” actuales y potenciales en los que los esfuerzos podrían ralentizarse. En estos puntos es donde el gestor debe centrar sus esfuerzos. Hay formas más y menos sofisticadas de hacerlo, pero un buen punto de partida es estimular un sencillo diálogo sobre qué funciones o departamentos se sienten sobrecargados. A partir de ahí, existen muchas opciones, como eliminar las actividades que tienen poco rendimiento, secuenciar el trabajo de forma que sea menos perturbador, añadir recursos, reasignar a los directivos en puestos críticos y proporcionarles un entrenamiento adicional para mejorar su capacidad personal de absorber el cambio.

Aplicando este tipo de técnicas, las organizaciones pueden hacer que su esponja sea más absorbente. A corto plazo, esto se consigue con una cuidadosa secuenciación y priorización del trabajo, y añadiendo recursos allí donde sean más valiosos. A largo plazo, se consigue aumentando el equivalente al VO2 máximo de la organización, su capacidad metabólica para el cambio. 

Así que, una pregunta más: ¿Qué está haciendo para ampliar su capacidad de cambio?  

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