LA INACTIVIDAD INFANTIL EN CHILE: UNA CRISIS SILENCIOSA QUE EXIGE ACCIÓN URGENTE

Por Gloria Astudillo Directora Escuela de Pedagogía en Educación Física Universidad de Las Américas

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), nuestro país se encuentra entre las naciones con mayor tasa de inactividad motriz en niños y adolescentes, con un 87% de la población entre 11 y 17 años, sin realizar este tipo de ejercicio diario de manera suficiente.

Esta situación es aún más preocupante cuando se observa que solo el 20,8% de la población desde los 15 años practica algún deporte o realiza ejercicio físico, y un 62,7% no ha realizado ninguna actividad motriz durante al menos treinta minutos en el último mes. Por otra parte, un estudio realizado en San Pedro de la Paz reveló que el 68% de los estudiantes de entre 10 y 19 años no cumple con las recomendaciones internacionales de actividad motriz.

Hoy existe una total desarticulación en las políticas públicas generales; los únicos lugares donde los niños y niñas pueden jugar son las escuelas, sin embargo, se ha implementado un nuevo ajuste curricular que obliga a los infantes a leer antes de iniciar la clase de educación física, lo que les resta entre veinte a treinta minutos de actividad deportiva.

A este ingrato escenario hay que sumar que todos los recintos atléticos heredados de los Juegos Panamericanos 2023 permanecen cerrados para el uso público: ¿qué esperaban que ocurriera entonces? 

Asimismo, los datos muestran un Chile segmentado por factores sociales: el fin de semana, los colegios privados de este país se encontraron en el Estadio Nacional donde jugaron, compitieron y ganaron; realidad que se aleja de la experiencia actual de la mayoría de los jóvenes.

Las causas de la inactividad son multifactoriales: la falta de tiempo, el interés y las limitaciones de salud, son algunas de las razones mencionadas por la población adulta, mientras que los niños y adolescentes enfrentan desafíos adicionales como el sedentarismo escolar, el uso excesivo de pantallas y la falta de espacios adecuados para la práctica deportiva.

Es imperativo que el Estado, las comunidades y las familias trabajen juntos para revertir esta tendencia. Se deben implementar políticas públicas que fomenten la práctica motriz para todos y todas sin sesgos de selección, mejorar la infraestructura escolar y comunitaria, y promover hábitos saludables en el hogar.

La inactividad motriz no es solo una cuestión de falta de movimiento, es una amenaza para la salud y el bienestar de las futuras generaciones. Es hora de actuar con decisión y compromiso para cambiar esta realidad.

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