Por Jorge Yaqui, Director de Tecnología y Portafolio de South Latin America (SoLA).
La preocupación por cuidar nuestro planeta nunca ha sido tan alta y crítica. Los últimos informes de la ONU han sido enfáticos: aún tomando medidas hoy, hay cambios que serán irreversibles y dañinos para la humanidad.
En ese sentido, los nuevos liderazgos alrededor del mundo, impulsados por las advertencias y las nuevas generaciones, están abogando por lineamientos corporativos libres de emisiones y con energías limpias para disminuir mayores impactos.
Para ello, es necesario que las industrias que se encargan de proveer de energía al país apuesten por estrategias que aseguren la sustentabilidad a través de la inversión en soluciones eficientes, capaces de brindar un control inteligente del consumo de energía lo que evita el desperdicio.
Hoy existen muchas infraestructuras que se sustentan en sistemas antiguos, sin tecnologías emergentes. Ante esto, es imprescindible optar por gestiones inteligentes y eficientes para el consumo energético ya que permitirán maximizar el rendimiento de los sistemas y equipos eléctricos.
La tecnología del presente: IoT
Una forma de transformar la administración y gestión de la energía es aplicar Internet de las Cosas en los procesos: la sensorización conecta lo nuevo con lo heredado agregándole inteligencia.
Las aplicaciones y beneficios del IoT son innumerables. Por ejemplo, es posible automatizar los sistemas de iluminación y aire acondicionado, deteniendo los desperdicios, programando su apagado fuera del horario laboral, garantizando la experiencia de uso en horario comercial, además de monitorear insumos para delinear acciones y lograr una mayor eficiencia energética.
Si bien es una solución más atractiva para las empresas por un tema de costos operativos, también será parte de la vida cotidiana. Así, como uso generalizado en las ciudades y comunas de Chile, veremos cómo el IoT beneficiará a las personas para reducir el impacto ambiental.
Hoy podemos ver cómo se instalan dispositivos cada vez más inteligentes en las casas, proporcionando asistencia y monitoreo constante de variables como energía, temperatura, iluminación, apertura de puertas y ventanas, entre otros. También aplica para aplicaciones de optimización de rutas. En este modelo, nosotros somos los “sensores” que proporcionamos datos del tránsito y, a través de un modelo colaborativo, mejoramos el desplazamiento, reducimos la contaminación por menor combustión e inclusive la contaminación auditiva.
Un futuro más responsable
Cuando el IoT actúa en toda la cadena de distribución de energía, incorpora información importante sobre la eficiencia y los problemas en tiempo real, especialmente cuando se alía con IA.
Debemos seguir construyendo una sociedad e industrias más sostenibles, para reducir la huella de carbono, la emisión de gases tóxicos y un uso de agua y energía más responsable.
Y en ello, el IoT aporta una mejora operativa, al automatizar y habilitar el control de los principales puntos de consumo energético, garantizando la visibilidad y previsibilidad de las facturas y una mejor gestión del gasto.
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