CIENCIA APLICADA EN FRUTICULTURA: DESARROLLO DE SOLUCIONES INNOVADORAS PARA CONTRIBUIR A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

Por sus condiciones naturales Chile es un vergel, pero esto podría cambiar. Entre los principales riesgos de la crisis ambiental, asegurar la producción de alimentos es uno de los objetivos más críticos. Por eso, científicos e investigadores buscan contribuir a este desafío, a través de sus conocimientos. Esta es la experiencia del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura, CEAF, en la región de O’Higgins. Por: Hortencia Fritz A.

Más que nunca en la breve historia de la humanidad, la generación actual está viviendo los alcances del cambio climático y sus efectos negativos como la escasez hídrica, las inundaciones o el alza desmedida de las temperaturas ambientales.

Chile es un país que ha sido descrito como vulnerable al cambio climático, ya que cumple con 7 de los 9 criterios que estableció la ONU al respecto.

Todo ello, se relaciona con otros riesgos que ponen peligro nuestra existencia. Uno de los principales es la seguridad alimentaria de las comunidades y el desarrollo de la agricultura.

En este escenario, el mundo científico y los especialistas advierten este impacto basados en la evidencia de sus proyectos y conocimientos.

“El riesgo es alto. En la región de O’Higgins, el cambio climático se ha manifestado como una reducción en la disponibilidad de agua para riego, luego de 12 años de megasequía; el cambio en patrones de frío y calor durante la temporada, así como en la aparición de eventos climáticos inesperados”, explica el ingeniero agrónomo Mauricio Ortiz, director del Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura, CEAF.

Esto representa, a la vez, un enorme desafío, “ya que en estas condiciones debemos proyectar el aumento de la producción de alimentos para responder al crecimiento de la población. Éste no se puede sustentar sólo en el aumento de insumos, como fertilizantes y pesticidas, sino que tiene que ser acompañado de mejores o nuevas técnicas, tecnología y conocimiento para que la producción sea sostenible en el tiempo”, puntualiza el profesional.

Escenarios ambientales y oportunidades

Para adaptarnos al presente y anticiparnos al futuro de esta realidad, “es fundamental trabajar para que la producción de alimentos sea sostenible, generando conocimiento que permita mitigar los efectos del cambio climático. Por esto, hacer I+D+i en el territorio es clave. Esa es nuestra motivación y principal propósito”, argumenta el experto, quien lidera el quehacer de CEAF.

Desde la región de O’Higgins, este centro lleva más de 11 años impulsando la investigación, el desarrollo y la innovación para mejorar la productividad y la competitividad de la fruticultura y horticultura del país. Sin embargo, hace una década el escenario era distinto.

“Lo primero fue instalar capacidades para hacer investigación de frontera y resolver problemas complejos en la región, ya que cuando se formó el centro había muy pocos investigadores y no figuraba en las estadísticas de I+D+i nacionales”, recuerda Dr. Rodrigo Muñoz M., gestor de Transferencia Tecnológica y Vinculación de CEAF.

Hoy, se han transformado en un centro de referencia en aspectos como portainjertos, raíces, estreses bióticos y abióticos, interacción patrón/variedad, etc.

“A partir de nuestra visión y experiencia, hemos avanzado en el ´empaquetamiento´ tecnológico de herramientas, que le permitan al sector productivo enfrentar de mejor forma aquellas dificultades que el cambio climático trae consigo, para mantener en cantidad y calidad la producción de alimentos de la región”, plantea el especialista del área.

Descentralización y desarrollo

Uno de los cambios positivos que registra esta década en el ámbito profesional, es la valorización del trabajo en red y el desarrollo local de soluciones a la medida.

Bien lo saben en CEAF como centro regional. Esto se manifiesta en su ADN y en la vocación por hacer investigación, considerando como prioritarios los desafíos y los problemas que afectan al territorio donde están localizados, es decir, la región de O’Higgins.

“Este enfoque es fundamental para promover la descentralización, abrir posibilidades a investigadores y profesionales de la zona para que desarrollen sus talentos en ella y aportar al crecimiento del país desde regiones”, puntualiza Muñoz. 

Coincide en ello, Mauricio Ortiz, quien añade lo siguiente: “De esta manera, el mundo de la investigación se acerca a los grupos productivos y trabaja alineado con las necesidades del sector, incorporando además la cultura y realidad de la región. Este compromiso, lo manifestamos también a través de la participación de CEAF en la Red de Centros Regionales”.

Investigaciones y avances

Del huerto a la mesa, hay un recorrido que la mayoría de los comensales ignora, especialmente, si no han estado familiarizados con el campo. Mucho menos, se conoce todo lo que aporta la ciencia y la investigación para apoyar la adaptación de los cultivos a las condiciones más extremas, que impone el cambio climático.

Una de área de investigación novedosa, que implementó CEAF, es el mejoramiento genético de portainjertos para carozos, constituyéndose en el primer programa del país y uno de los pocos activos en el mundo.

“A partir de esto, se han desarrollado varias líneas de investigación en raíces, permitiéndonos conocer cómo responden éstas frente a los diferentes estreses que se encuentran en el suelo, como falta o exceso de agua, presencia de sales, plagas y enfermedades. Estas respuestas, se han estudiado a diferentes niveles de integración, desde lo molecular, fisiológico, anatómico, hasta lo agronómico. Esto porque hemos visto que la respuesta del portainjerto influye en la variedad injertada sobre él. Este modelo de trabajo en raíces se ha ido aplicando a otras especies, como cucurbitáceas”, explica el director de CEAF.

Otras líneas de trabajo interesantes dicen relación con la biología reproductiva de los frutales, la identificación de genética de plantas a partir de herramientas biotecnológicas y la generación de herramientas de soporte a la toma de decisiones de los agricultores en el campo. Muchas de estas investigaciones se han transferido a los agricultores como servicios especializados, parcelas demostrativas, etc. 

Soluciones innovadoras para la agricultura

Pasar del laboratorio al mercado es un proceso que requiere la unión de voluntades. Si bien las oportunidades se dan en forma permanente, lo fundamental es trabajar en forma conjunta con las empresas que lo requieren y que estén dispuestos a evaluar herramientas tecnológicas. Un error habitual es la investigación a puerta cerrada, porque el producto obtenido no se ajustará a las necesidades del productor. 

“Para nosotros, el desarrollo de soluciones innovadoras debe ser en conjunto con los usuarios. Probarlas desde etapas tempranas y valorar mucho la opinión y mirada de ellos. La retroalimentación es clave en poder obtener lo que se requiere. El concepto de ‘racionalidad limitada’ indica que no tenemos todo el conocimiento, lo cual se resuelve por medio de la participación de otros, con sus miradas”, argumenta Rodrigo Muñoz.

Este trabajo colaborativo se ve reflejado en proyectos como el desarrollo de nuevos portainjertos para carozo. Se trata de una solución que está avanzando con 6 parcelas demostrativas en campos de agricultores en la zona. También, destaca el desarrollo de herramientas biotecnológicas para la identificación de variedades, que permitirá establecer un estándar de calidad superior a nivel de viveros.

Otros avances importantes son el desarrollo de productos para proteger a las plantas frente al cambio en las condiciones climáticas durante la temporada; la identificación de enfermedades; y la definición de parámetros fisiológicos que permitan detectar estrés en plantas y adoptar medidas de mitigación, entre otras. Esto con la premisa de optimizar el uso de recursos y avanzar hacia una agricultura sostenible.

Con la mirada en el futuro

En la región de O’Higgins, se produce un gran número de cultivos, que generan diversos productos en fresco, así como productos agroindustriales, los que son abastecen mercados nacionales e internacionales.

“El cambio en las condiciones productivas, debido al cambio climático, es un tema importante para nuestra región, ya que en ese escenario deberemos mantener en calidad y calidad la producción de alimentos. El trabajo de CEAF tiene ese desafío. Lo que requiere una fuerte interacción con el sector productivo, así como una mirada que integre diferentes disciplinas y tecnologías”, enfatiza Mauricio Ortiz. Y agrega: “Uno de ellos, es modelar cuál será el comportamiento de diferentes especies frente a las nuevas condiciones; ver cuales se adaptarán mejor y cuáles podrían incorporarse al sistema. En esa misma línea, nos interesa explorar sistemas de producción más intensivos y eficientes”. 

Sin duda, un enorme desafío para quienes hoy suman conocimiento y experiencia para apoyar la agricultura regional, extender sus avances a todo el país y contribuir así a la seguridad alimentaria. De alguna manera, están sembrando el futuro de la agricultura para las generaciones que vienen.

Revisa nuestro especial sobre Cambio Climático aquí.

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