La marca alemana conmemora su recorrido en el país destacando su evolución tecnológica, junto a una propuesta de valor que combina ingeniería alemana, diseño e innovación accesible.
Con una trayectoria sostenida, una red de concesionarios consolidada y un portafolio alineado a las nuevas exigencias del mercado, Opel reafirma su posición como un actor con legado en la industria nacional.
Más de 160 años han pasado desde la fundación de Opel. Nacida en 1862 en Rüsselsheim, Alemania, como una fábrica de máquinas de coser, la compañía alemana fue una de las pioneras en Europa en el sector automovilístico. Su camino hasta el día de hoy no ha estado exento de cambios y transformaciones, pero ha mantenido siempre el espíritu de sus orígenes: estar siempre un paso por delante.
Fue hace seis décadas cuando la marca alemana ingresó a Chile de la mano de Eduardo Kovacs Amengual y aún bajo el alero de General Motors. Modelos como el Kapitän, el Olympia, el Rekord y los camiones Blitz se transformaron rápidamente en parte del paisaje urbano chileno. Incluso hasta mediados de los 60 se ensamblaron más de mil unidades del Rekord A en la planta de Arica, reflejando el interés de entonces por la marca.
“Opel combina la precisión de la ingeniería alemana con una mirada moderna de la movilidad. En estos 60 años hemos sido parte del desarrollo automotriz de Chile y de la vida de los chilenos. Esta conmemoración nos permite reafirmar nuestro compromiso con el país a través de una propuesta sólida, con productos de alta calidad y una red de concesionarios consolidada”, afirma Paulina Sanhueza, Brand Manager de Opel para Chile y región andina.
Uno de los hitos más recordados de esta marca en el país fue el lanzamiento del Opel Corsa B en 1993, cuyo estreno se dio en el primer Salón del Automóvil de Santiago. Este modelo fue un éxito que vendió más de 94 mil unidades y se convirtió en un emblema para varias generaciones. En 2017, Opel fue adquirida por Grupo PSA – actualmente Stellantis- reforzando el enfoque en el segmento SUV con la introducción de Grandland, Mokka y Crossland.
“Cumplir 60 años en un mercado tan competitivo como el chileno es una señal potente de confianza. Opel tiene historia, pero también tiene un futuro muy claro: hoy estamos avanzando hacia vehículos cada vez más conectados con el consumidor, donde el diseño y la tecnología se combinan de una manera única para ofrecer una propuesta pensada para las nuevas generaciones y donde el ADN alemán permanece siempre vigente. Es la consolidación de una historia profunda, una reputación construida a lo largo del tiempo y un respaldo que solo se logra con décadas de compromiso”, comenta la ejecutiva.
Una marca en constante evolución
La estrategia actual de Opel en Chile se centra en un portafolio SUV que integra tecnologías orientadas a la eficiencia y la experiencia de manejo. Modelos como el Mokka –recientemente renovado-, Crossland y Grandland lideran su oferta local, apostando por un estándar europeo en seguridad, conectividad y diseño. Busca diferenciarse por su robustez técnica, respaldo postventa y prestaciones que responden a las expectativas de un consumidor cada vez más exigente. Además, su integración a Stellantis le ha permitido acceder a plataformas tecnológicas compartidas que fortalecen su competitividad sin perder la identidad de marca.
“Estamos muy orgullosos del camino recorrido por Opel y aún más entusiasmados por todo lo que está por venir. Hace poco presentamos el New Mokka, una evolución de su versión anterior, y ese es el puntapié inicial de las próximas novedades”, concluye Sanhueza.
La trayectoria de Opel en Chile refleja las mutaciones que ha sufrido la industria automotriz, con énfasis en la actualización tecnológica y los nuevos hábitos de consumo. En un contexto competitivo y en permanente transformación, la marca busca mantener una oferta relevante y renovada, combinando experiencia, diseño europeo y una estrategia enfocada en el futuro de la movilidad.
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