¿CÓMO FUNCIONA LA ECONOMÍA DEL COMPORTAMIENTO?

Ojalá entender el comportamiento humano fuera más sencillo, porque quizás la vida de las personas en general sería más positiva en muchos sentidos, pero la realidad es que esta tarea ha sido una desafiante, aunque igualmente apasionante para numerosas disciplinas, desde la psicología hasta la economía.

La psicología, en particular, ha sido fundamental en dicha tarea, desentrañando las complejidades de cómo los individuos procesan la información, toman decisiones y responden a los estímulos del entorno.

En este sentido, la economía se puede vincular, pues ambas han generado un campo interdisciplinario altamente relevante y en constante evolución, llamado la economía del comportamiento.

Antes que nada, ¿Qué es exactamente la economía del comportamiento?

Este concepto, en esencia, proviene de una rama de la economía que busca comprender cómo los factores psicológicos y sociales influyen en las decisiones económicas de las personas. Contrario a los supuestos simplificados de la economía neoclásica, que se basan en la idea de que los individuos son actores racionales y maximizadores de la utilidad, la economía del comportamiento reconoce la complejidad del comportamiento humano.

En lugar de suponer una racionalidad perfecta, este enfoque reconoce que los seres humanos pueden ser influenciados por emociones, sesgos y limitaciones de procesamiento de información. De esta manera, la economía del comportamiento se aparta de los modelos simplificados para abrazar una visión más realista del comportamiento económico.

A su vez, es interesante que la misma utiliza una variedad de herramientas y enfoques teóricos provenientes de la psicología para entender mejor cómo los individuos toman decisiones económicas en contextos reales.

Conceptos como la teoría de la perspectiva, que explora cómo las personas valoran las ganancias y pérdidas de manera asimétrica, y la teoría del apego, que investiga cómo las relaciones emocionales influyen en las decisiones económicas, son solo algunos ejemplos de cómo se incorporan los conocimientos psicológicos en el estudio económico.

Principios para entender la economía del comportamiento

Partiendo de todo lo anterior, es posible tener una idea más clara acerca de la economía del comportamiento, aunque para una comprensión más profunda, es necesario informarse sobre otros conceptos complementarios como los siguientes:

  • Sesgo de confirmación. Se trata de un concepto que aplica dentro del tema central, que engloba a aquellas personas que buscan, interpretan y recuerdan la información que mejor confirme las creencias propias que se tienen con respecto a algo.
  • Sesgo de anclaje. Es nada más y nada menos que la tendencia a confiar demasiado en la primera pieza de información que se recibe al tomar decisiones.
  • Aversión a la pérdida. Disposición a valorar las pérdidas más que las ganancias equivalentes, lo que puede llevar a evitar el riesgo.
  • Efecto dotación. Es cuando por lo general las personas valoran más los objetos o recursos que ya poseemos que los que podríamos adquirir.
  • Sesgo de disponibilidad. Inclinación a sobrevalorar la probabilidad de eventos que vienen fácilmente a la mente debido a su reciente experiencia o exposición mediática.
  • Sesgo de retrospectiva. Tendencia a percibir eventos pasados como más previsibles de lo que realmente eran en el momento.
  • Inercia de consumo. Hablamos de la acción de mantener las decisiones de consumo anteriores sin considerar alternativas.
  • Sesgo de statu quo. Es cuando se inclinan las personas por la opción por defecto o la situación actual en ausencia de una razón convincente para cambiar.
  • Influencia social. Es la tendencia que se tiene al influenciarse por las acciones u opiniones de los demás al tomar decisiones económicas.

¿Por qué es importante saber sobre ella?

La importancia que tiene la economía del comportamiento se relaciona bastante con su capacidad para desafiar factores que se señalan como tradicionales en cuanto al comportamiento humano en el área económica. Reconocer que las personas no siempre actúan de manera racional y que están influenciadas por una variedad de factores psicológicos y sociales nos permite comprender mejor una amplia gama de fenómenos económicos aparentemente irrazonables.

Desde las burbujas especulativas en los mercados financieros hasta las decisiones de consumo impulsivas, la economía del comportamiento ofrece una lente a través de la cual podemos entender estos comportamientos aparentemente irregulares.

Además, comprender la economía del comportamiento tiene importantes implicaciones en la formulación de políticas públicas, el diseño de productos y servicios, y la gestión empresarial. Al reconocer que las personas pueden ser influenciadas por cuestiones propias, los responsables de la toma de decisiones pueden diseñar intervenciones más efectivas para promover el bienestar económico y social.

Por ejemplo, sabiendo cómo los individuos responden a los incentivos financieros, los encargados de diseñar políticas pueden estructurar programas de incentivos que fomenten comportamientos deseables, como el ahorro para la jubilación o la adopción de hábitos saludables, y esto por mencionar un ejemplo, aunque podemos profundizar más exactamente en qué más es de utilidad.

¿Cómo puede ayudar entender la economía del comportamiento?

Para no quedarnos cortos con el tema y entender incluso más por qué es fundamental entenderla según ciertas áreas, en seguida proporcionaremos un listado acerca de utilidades concretas, además de la antes explicada:

  • Mejorar la toma de decisiones financieras personales al reconocer y mitigar los sesgos cognitivos, que como se ha explicado previamente, cumplen con un papel esencial.
  • Diseñar políticas públicas más efectivas al tener en cuenta los factores psicológicos que influyen en el comportamiento humano, siempre pensando en la población en general, para más aspectos positivos que les sumen.
  • Optimizar el diseño de productos y servicios para satisfacer las necesidades y preferencias de los consumidores, alineándolos con sus comportamientos reales en lugar de los que se crean erróneamente.
  • Fomentar el ahorro y la inversión responsable mediante estrategias de diseño de elección, tomando decisiones más acertadas.
  • Identificar y abordar problemas de comportamiento en el lugar de trabajo, un hecho que es bastante beneficioso, pues es así que se llega a lograr mejorar la productividad y el bienestar de los empleados.
  • Reducir el impacto de los sesgos cognitivos en la toma de decisiones empresariales y financieras, para de esta manera lograr aumentar la eficiencia y la rentabilidad de la misma, pues son dos aspectos esenciales para mantenerse y crecer.
  • Promover la igualdad de oportunidades y reducir las disparidades socioeconómicas al comprender mejor cómo los factores psicológicos influyen en las decisiones económicas y sociales.

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